26 noviembre 2008

No más huesos


En estas nos meten nuestros políticos: en tener que debatir si hay razón o no para emplear tiempo, esfuerzo y mala sangre en desenterrar abuelos y bisabuelos.
Comprendo de todo corazón a los que tienen a un ser querido en una fosa común y quieren recuperarlo, pero no puedo comprender de igual modo, o no al manos con tan buen ánimo, a los que tratan de sacar a colación esas desgracias para tapar el mal momento que la ruina común lleva a sus partidos. Porque ese el motivo, seamos serios: lavar con sangre ajena, con dolor ajeno y rancio la mugre de la incapacidad presente.
¿No votamos en España una constitución que nos reconciliara?, ¿no decidimos en la transición hacer borrón y cuenta nueva? Parece que no. En España siempre hay cuentas pendientes, porque lo de la reconciliación es una broma y creemos, a lo que se ve, más en la revancha que en la convivencia. Arrieros somos, dice el refrán. Y efectivamente, oigan: somos arrieros, tratando día a día con mulas en un camino cada vez más cuesta arriba.
Justicia histórica le llaman, y no digo que no lo sea. Pero la justicia histórica y la reconciliación son términos opuestos. Si una pareja decide superar su crisis y no divorciarse decide también no sacar los trapos sucios en cada pequeña discusión. Sólo se supera lo que no se esgrime como arma, y aquí, con Garzón empuñando la zanahoria, o detrás de ella, no lo sé, parece que se pretende reeditar nuevas versiones de rencores caducados.
Justicia, sí, ¿quién lo duda? Pero justicia piden los muertos de hoy, y no se la dan porque no hay medios, ni tiempo en los juzgados. Justicia piden las maltratadas, y los joyeros, y los obreros mal despedidos, y las viudas que van dejando etarras, atracadores y narcotraficantes. Pero no hay medios, ni tiempo, ni voluntad.
Sólo hay medios para los muertos de hace setenta años, muertos también, nadie lo niega. Sólo hay medios, y tiempo, y esfuerzo, para lo que pueda utilizarse en una lucha partidista sin vergüenza ni pudor, porque los muertos de hoy, los ofendidos de esta tarde, las víctimas de esta noche ni mueven pancarta ni importan a nadie.
Setenta años, nada menos, y aún seguimos en esas: volviendo la vista atrás en busca de gentes y de ideas que puedan suscitar en nosotros algo mejor, algo más sano que la repugnancia que nos producen las ideas y las personas del presente.
Porque hasta el rencor es un sentimiento más decente que el asco.
No me lo nieguen.

2 comentarios:

  1. Curiosa coincidencia: http://novelasombraschinescas.blogspot.com/2008/10/instructor-tus-sumarios.html

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  2. Somos legión los que lo decimos.

    Pero es igual.

    lo duro noes que se haga. Lo duro es que funcione.

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