26 noviembre 2008

Espabílese (en todo caso)


Dicen por ahí, y lo dicen de verdad, que el mercado de pisos usados está en las últimas, y que si en el caso de la vivienda nueva el descenso de ventas es importante, en el de la viviendas usadas más que un descenso es un desplome. Con palio, esclavina y botafumeiro: un desplome de solemnidad.
Parece ser que en este fenómeno influyen más que otras las causas psicológicas, como se dice en bonito, o la mala sangre, como se diría a pie de calle: que si el vecino de enfrente vendió su piso en cuarenta millones hace dos años yo no vendo el mío en veinticinco ni aunque me muera de hambre. Pues sí, oiga: va a tener que venderlo en veinticinco o prepararse a quedárselo una larga temporada, sobre todo en ciudades como la nuestra donde la población es como la salud de un viejo: siempre menguante. Va a tener que venderlo en menos, o resignarse a pagar las contribuciones que ya imponen y las que idearán los ayuntamientos y otras fieras hambrientas, acuciadas por la parquedad de sus bolsillos. Va a tener que venderlo en lo que pueda si no quiere esperar a que una nueva oleada de desconfianza bancaria cierre por completo la posibilidad de que a su posible comprador le concedan cualquier hipoteca. O sea que no se ande con chorradas y espabílese.
Y en cuanto a usted que está pensando en comprarlo, que aguarda a que el piso al que le tiene echado el ojo baje otro millón o dos, convencido de que las cosas se van poner aún más cuesta arriba, espabílese también. Ándese listo, porque como espere un poco más y no tenga el dinero a tocateja, se lo va a tener que pedir prestado al jeque de Omán, como poco. Ándese listo, porque esos ahorros con los que cuenta para pagar la entrada se los está comiendo la inflación, y más que se los comerán los trucos de los gobiernos, sus devaluaciones encubiertas y sus cambios de reglas a media partida. Ándese listo, o a lo mejor resulta que en unos meses o años, en vez de un piso tiene una reclamación contra un banco que ha quebrado y un contrato de alquiler para cien años bisiestos. O peor aún: un montón de papeles que una vez decían que eran dinero, pero que ahora son cromos repetidos, como les pasó a los alemanes en el veintitrés, o a los argentinos no hace tanto.
O sea que déjense ambos de bobadas, comprador y vendedor, y lleguen a un acuerdo cuanto antes. Venda un poco más barato, pero venda ahora. Compre un poco más caro, pero compre ya.
Y que Dios reparta suerte.
Foto: propuesta de vuelo barato

2 comentarios:

  1. Está probado hasta la saciedad que, en épocas de crisis, es mejor tener posesiones (ya pueden ser pisos, sacos de patata o montones de grava) que fondos, y que, en estos momentos de deplome, es cuando se hacen las mayores fortuna.

    Un abrazo.

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  2. Sin duda,pero a costa de otros.

    Riempso son de mudanza, como las guerras.

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