26 noviembre 2008

Lógica en supositorios




Es triste, oigan, pero parece que la lógica por vía oral no nos ha gustado nunca a los españoles y tenemos que esperar a estar enfermos para que nos la terminen por recetar en supositorios.
Un parado, según la definición clásica, es un ciudadano que busca cualquier trabajo para el que esté capacitado pero no encuentra ninguno. La definición es esa, y no la otra, tan amable, que afirma que parado es el que no encuentra un trabajo que le guste, le convenga, y le mejore el cutis.
Algunos llevamos años diciendo que algo hay de cachondeo en un país con millón y pico de parados y cinco millones largos de inmigrantes, pero se nos llamaba de todo, empezando por fascistas, con el pretexto de que semejantes frases escondían el deseo de poner en la calle al negro, al moreno, al tostado y al amarillo.
Y no, de veras. Que ni era ni es eso. Lo que ocurre es que algunos pensamos, a lo mejor con demasiada buena intención, que los inmigrantes vienen a España a trabajar, y que si vienen a trabajar es porque hay trabajo. Y si hay trabajo, ¿cómo es que hay tantos parados, que se cuentan por millones?
No cuadraba. No encaja. O chicha o limoná.
Aquí lo que hay, en lugar de parados, es una banda de señoritos que saben que los vamos a mantener a escote y que mientras les dura el subsidio de desempleo no aceptan ninguna ocupación, porque no vale la pena trabajar el día entero por doscientos o trescientos euros de diferencia. ¿A que ustedes también lo han oído y también lo saben?
Aquí lo que hay es una banda de empresarios esclavistas que prefieren al senegalés porque le pagan la mitad, le obligan a trabajar el doble y lo tratan como a un perro, lo que también es posible hacer con un español, pero con más dificultad y sobre todo con más riesgo.
Y ahora vienen las vacas flacas, y al ministro Corbacho se le ha ocurrido, parece que de repente, aplicar la lógica y suspender las contrataciones de inmigrantes en origen, porque en España hay fuerza laboral de sobra. Como lo ha decidido un ministro socialista parece que la sangre no llegará al río, pero ya se han escuchado las primeras voces tratando de injusta, insolidaria y xenófoba la medida, y se ven ya los primeros gestos de preocupación en algunos sectores, porque no se sabe quién recogerá la fresa y la aceituna.
Ahora, con las vacas flacas, con la construcción en coma y los bancos boqueando como carpas en un charco, llega el momento de recordar que hay demasiados nacionales de brazos caídos, y que ya está bien de monsergas y de yo no trabajo pro menos de mil quinientos, que para eso están los moros.
Ahora se verá hasta qué punto hay paro y hasta qué punto poicas ganas de trabajar o de contratar como es debido.
Ahora llega la lógica, por detrás y sin vaselina.

Foto: Revisionismo histórico al uso

2 comentarios:

  1. Más que en supositorios, esta lógica viene en enemas, porque nos va a dejar a todos más "limpios" que una patena.

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  2. La clase media es una especie en extinción.

    Hay demasiada gente que no quiere saber nada de la libertad. la d elso demás, se entiende.

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