14 agosto 2014

El tenebroso exterminio de los vagos


Hay que cosas que si no nos las tomamos a cachondeo tendríamos que tomárnoslas con el trabuco en la mano, así que de momento, y hasta nueva orden, o hasta que no salga agua por el grifo, mejor reírse.
En este país, por lo que cuentan los datos, ha habido una especie de epidemia que ha exterminado a los vagos. O ha sucedido eso, o no se puede comprender cómo encajan los datos del PIB con otras variables de consumo de recursos.
Desde que España entró en crisis, allá por 2008, nuestra economía ha caído oficialmente cerca de un 3%., O sea, que producíamos en total algo más de un billón de euros y ahora, en tora, producimos un poco menos de un billón de euros. Suena feo, porque todo lo que no sea crecimiento genera desempleo, etc. Suena feo, y además es mentira, una mentira olímpica y gigantesca. Una mentira interesada que trata de ocultar que nuestro endeudamiento,  que reconocen enorme, es todavía muchísimo más grande de lo que el gobierno afirma.
Y no es una simple opinión. Se puede demostrar fácilmente contrastando el PIB con otros datos que conocemos.

El primero, el del paro.

Mariano Rajoy acaba de anunciar hace poco que ya ha conseguido dejar a España en el mismo número de parados que heredó de Zapatero. O sea, que en 2014, tenemos al fin los mismos parados que en 2012. ¿de veras se cree que lo votamos para eso? Vale, pero no para ahí: el caso es que tenemos los mismos parados que en 1012, pero 4754.00 personas menso trabajando, porque una cosa es cuantos están parados, y otra cuantos trabajan. También cuentan los que han emigrado. ¿Y respecto a 2008? Un millón y pico de parados más.
¿De verdad nos creemos que con dos millones y pico de personas menos trabajando producimos sólo un 2,5% menos? Sigo.

Basura:

La porquería no engaña, amigos. Consultados los datos de al menos quince vertederos de toda España, los datos coinciden en una cosa: desde 2008 se recoge entre un 19% y un 25% menos de basura, en peso. Cuando la gente tiene menos dinero, compra menos, gasta menos, consume menos, y se produce menso basura. Todo en orden. Peor la caída de la basura es de4 alrededor del 20% de media y nos dicen que el PIB ha bajado sólo un dos. Mal suena.

Electricidad:

El consumo descendió en 2013 situándose a niveles de 2005. Son datos de la Comisión Nacional de la Energía y de Red Eléctrica Española. Un gráfico nos habla mejor que nada del asunto:



Consumimos mucha menso electricidad pero producimos casi lo mismo ¿Es todo mejora de la eficiencia? ¡Venga ya!

Hidrocarburos:

Esta gráfica es sólo del último año. Desde 2008 hemos reducido nuestro consumo de diesel y gasolina alrededor del 25%. El gas natural anda por cifras parecidas.
¿No se dan cuenta de que es una locura pensar que nuestro PIB ha bajado un 2 %  con bajadas del consumo del diesel y la gasolina? Para producir, hay que consumir recursos, y si el consumo de recursos disminuye, hay que pensar que ha descendido la producción en una medida similar.


Tributos:

Esta última gráfica ya es de traca: muestra la comparación entre el PIB (oficial) y la recaudación de impuestos, también oficial. El PIB baja un 2% y los ingresos tributarios un 18%. ¿Qué ha pasado, de pronto? ¿Qué ganamos lo mismo pero pagamos menos? Seguro que algún listo nos lo quiere vender así, por supuesto. Pero no: lo que ha pasado es que ganamos menos, gastamos menos y eso deja menos impuestos. Pasa, sobre todo, que el PIB ES FALSO.



Por tanto, hay dos explicaciones posibles para esta falta de sintonía en los datos:

-1-Nos mienten descaradamente para ocultar que nos endeudamos hasta el 135% del PIB, lo que supondría casi declarar la quiebra del país.
-2- Producimos lo mismo con menos gente trabajando, pero generamos menos basura. Y producimos lo mismo sin gasta electricidad, ni gasolina, ni gasoil. Y además pagamos menos impuestos.

La primera  opción significaría que estamos gobernados por un grupo de mafiosos y bandoleros. La segunda, que en España se han muerto todos los zopencos y todos los vagos, porque sin ellos, y gastando menos, producimos lo mismo.
Cada cual que elija la que quiere


19 julio 2014

El aborto visto con frialdad (quizás demasiada)

Hay una serie de temas que, al discutirse, se cargan siempre emocionalmente, y aunque eso puede parecer bueno, por aquello de que somos humanos y todo lo demás (omito aquí las tres líneas de rigor que se suelen escribir al al respeto) lo que sucede al final es que nos encontramos discutiendo de cuestiones mortales, éticas y estéticas, o sea, cuestiones plenamente subjetivas donde no hay modo de razonar.

¿Qué está antes, el derecho de la madre o el del niño? ¿es de veras un niño o es un ente cárnico con cromosomas humanos?, Tengo mis opiniones, por supuesto, como tengo un ombligo, pero no es el momento de expresarlas ni voy a ir por ese camino.

Si nos ponemos prácticos, y a eso voy a falta de quien lo haga, lo cierto es que los políticos tienen todos los incentivos del mundo para apoyar las leyes de interrupción del embarazo, y esa es la razón última por la que en casi todas las democracias desarrolladas el aborto está permitido de uno u otro modo. ¿Y por qué? Porque las madres votan y los niños no. Creerse que puede ser por otra razón es demostrar un conmovedor grado de ingenuidad y no tener ni idea de cómo piensan en realidad los políticos. Al que vota se le escucha (más o menos) y al que no, que le den, sobre todo si tampoco puede organizar manifestaciones ni quemar contenedores en la calle.

Una vez superado este punto, hay que preguntarse por qué los partidos conservadores son más restrictivos con las leyes del aborto y los partidos de izquierdas, mal llamados progresistas (porque son unos carcas anclados en otro siglo, la mayoría de las veces) tienden a ser más permisivos en este tema.

Vamos a verlo en forma de árbol.  Cuando el aborto está prohibido, hay gente que aborta y gente que no. Cuando el aborto está permitido, hay gente que aborta y gente que no.

En el primer caso, cuando el aborto está prohibido, siguen abortando quienes tienen medios para irse a otro lado a hacerlo o conocen a quien pueda ofrecerles el servicio arriesgándose a incumplir la ley. ¿Y qué piensan los conservadores sobre esto? Que los que tienen recursos son los suyos, por lo que se pueden permitir sostener la prohibición (y dar gusto a sus grupos de presión, como los católicos) sin molestar realmente a quienes quieran abortar, porque tendrán medios de hacerlo de todos modos.

¿Qué piensan las izquierdas? Justamente lo contrario. Como suponen que sus votantes son las clases económicamente inferiores, son los suyos los que se tragan el problema cuando surge, ya que en caso de prohibición no contarán con medios para desplazarse ni con contactos para abortar de manera segura, con lo que tendrán que tragarse el niño o arriesgar la vida en el intento.

Como ven, no se trata de ética sino de lógica. Lógica cortoplacista, además.

¿Y por qué digo cortoplacista? Pues porque cuando el aborto de permite, y por lo explicado anteriormente, los que acaban en los cubos de la basura de los hospitales con más frecuencia son los hijos de los progresistas, reduciendo así su futura base de votantes.

¿No se lo creen? Pues hay una prueba. En algunos barrios negros y latinos de Estados Unidos se redujo la delincuencia a menos de la cuarta parte simplemente permitiendo el aborto. Quince años después de permitir el aborto, la delincuencia juvenil tocó mínimos históricos, y además de golpe. ¿A ustedes por qué les parece que fue? Obviamente, porque los que estaban en edad de ser delincuentes juveniles, en vez de en la calle estaban en el limbo, por decirlo suavemente.

La derecha parece ser que ha entendido el asunto y condena el aborto con la boca pequeña, para mantener contenta a una parte de su parroquia, pero en realidad lo sigue permitiendo. Sabe que en caso de prohibirlo los que caerían son los suyos, y permitiéndolo caen también los del contrario, y en mayor proporción.

La izquierda, o no se entera, o tiene una parroquia más cerril y prefiere sustituir la natalidad de los suyos (que votarían) por la inmigración (que no vota).

Por eso, a la larga, las democracias desarrolladas son cada vez un poquito más conservadoras. Entre otras cosas, por supuesto.