29 agosto 2010

El Madoz indexado por localidades

Hurgando por la red hemos encontrado un proyecto interesante, muy interesante, para digitalizar el Diccionario Madoz de modo que se puedan buscar las distintas entradas de manera unitaria en vez de tener que manejar un PDF de trescientos megas, como hasta ahora. Se trata de www.diccionariomadoz.com



Para los que no sepan qué es esta maravilla, copio y pego lo que dice la wikipedia al respecto:



“Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar es una magna obra publicada por Pascual Madoz entre 1846 y 1850. Compuesta por 16 volúmenes (Madrid, 1845-1850), analiza todas las poblaciones de España. Supuso en la época una mejora importante respecto al Diccionario geográfico y estadístico de España y Portugal que había terminado de publicarse en 1829 por Sebastián Miñano.



También conocido como “el Madoz”, es una obra a la que según su propio autor, se dedicaron 15 años, 11 meses y 7 días de trabajos literarios. En esta tarea le ayudaron más de mil colaboradores y veinte corresponsales: No soy yo el autor del Diccionario Geográfico, Estadístico e Histórico: esta gloria corresponde a tantos y tan distinguidos colaboradores que he tenido en todas las provincias y a los buenos amigos que han trabajado en las oficinas de mi redacción, cuyos nombres, los de aquellos y los de estos, figurarán con los de los corresponsales de Cuba, Puerto Rico y Filipinas en lugar oportuno; corresponde a todos los Gobiernos que se han sucedido desde 1836 hasta el día, porque todos sin distinción de colores políticos, han secundado noble y lealmente mis esfuerzos.



Esta obra todavía es consultada por los historiadores, investigadores y arqueólogos, ya que contiene interesante información sobre ruinas, restos y posibles yacimientos arqueológicos con la descripción que en aquel entonces éstos presentaban.”



La idea actual es que esta enorme obra pueda ser consultada como un diccionario, y aunque lso autores reconocen que les llevará mucho tiempo y que el número de erratas es importante, nos parece un avance muy importante en el conocimiento de los pueblos y tierras de España, y casi fundamental para ver la evolución económica, artísitca y del patrimonio cultural.



Echadle un ojo. A mí me ha encantado

18 agosto 2010

Una matanza de cigarras

Contra viento, marea y terremoto mantienen las autoridades europeas la política del Euro fuerte. En principio parece bien, o lo parecería, sino estuviésemos viendo cómo cierran hasta las cabinas de teléfonos.

Gran Bretaña sin tapujos y Estados Unidos a la chita callando han devaluado sus monedas para hacer más competitivos sus productos en los mercados exteriores. La Unión Europea, en cambio, mantiene el dogma de que es mejor un Euro fuerte, caiga quien caiga, y la esperada y dolorosa devaluación de la moneda común en los mercados de divisas no acaba de producirse, para desesperación de los deudores, públicos y privados.

Lo cierto es que muchos, demasiados, han hecho sus cuentas contando con que acabarían pagando sus préstamos con un dinero que a la postre valdría menos que el que recibieron en préstamo. Lo cierto, para ser sinceros, es que en muchas partes les ha salido bien la jugada, porque los deudores británicos, por ejemplo, han visto que su moneda se ha depreciado un veinticinco o un treinta por ciento en sólo unos cuantos meses.

Pero los que estamos en la zona Euro, resulta que seguimos con la soga al cuello, y países como Grecia (el más visible), o España, se encuentran con que sus deudas no menguan un ápice por el empeño alemán de mantener alta la moneda.

Los alemanes lo tienen claro: viven de las exportaciones y de esa extraña excepción suya consistente en que logran exportar sin que el precio de sus productos les afecte, porque el Made in Germany está por encima del bien y del mal de los vaivenes de precios. ¿Que lo nuestro es caro? Es verdad. Si alguien quiere una mierda, hay por ahí mercancías mucho más baratas, parecen decir al mundo. Y les funciona.

Los políticos alemanes, además, saben que en cuanto mencionan la palabra inflación se les aperece el fantasma de un tipo con bigotito, como en el 23, y están dispuestos a lo que sea para exorcizar ese espectro. Vale. Cada cual con sus paranoias.

¿Y los demás? Los demás no podemos decir lo mismo, y al tener que competir en precios nos empobrecemos en una espiral bajista de sueldos y beneficios que devora los empleos y la competitividad de nuestras economías.

Los demás vemos como el dolor hipotecario, ese concepto que podría definirse como la parte de nuestra renta que está gastada de antemano en una vivienda que se compró demasiado cara, crece sin cesar, sin que haya ya morfina de subvenciones ni fondos europeos que lo alivien.

Si la devaluación llegase, nos podríamos salvar los ciudadanos, pero quizás no los bancos. Si la devaluación llegase, los estados podrían ayudar a los bancos con el alivio de ver cómo subían los impuestos al aumentar el consumo de la gente. Perderían los que tuviesen dinero ahorrado y ganarían los que tuviesen deudas. Sería un alivio para la mayoría, y un dolor para unos pocos, pero no esperéis tal cosa. No todavía.

El dolor es un arma afilada y nos la quieren aplicar antes de ofrecer la salvación. Lo dijo muy bien el otro día la revista alemana Der Spiegel: “se aproxima una matanza de cigarras” ¿A quién creen ustedes que se referían?

07 agosto 2010

Ya no te quiero tan verde

Para tapar la boca de antemano a los amantes de los tópicos, y los hay a centenares (tópicos y amantes), conviene empezar dejando claros unos cuantos puntos:

-Que ser un cerdo es intrínsecamente malo.

-Que mientras no se demuestre lo contrario, este planeta es nuestra única casa, y si nos lo cargamos, nos vamos a tomar por el saco en columna de a dos y al paso de la oca.

-Que los recursos son limitados y toda economía basada en el perpetuo crecimiento es en realidad un cáncer, que se basa también, como tristemente sabemos, en el continuo crecimiento a costa de los recursos del entorno.

-Que cuidar del medio ambiente no es una opción de entre muchas, sino la única manera de cabal de evitar el suicidio.

Dicho lo cual, y después de eliminar a los que no tienen nada que decir fuera de lo obvio, quiero acordarme de un extraño sistema económico, el método Hoxha, consistente en renunciar a las máquinas y a la tecnología de modo que todo el mundo pudiese tener un trabajo. Y quiero acordarme de aquella reliquia porque me pregunto a veces si algunas de las actitudes de los grupos de defensa del medio ambiente no recuerdan básicamente a las tesis de ese sistema.

Tengo demasiado a menudo la impresión de que las reclamaciones de los grupos ecologistas han llegado a unos extremos, y sobre todo a una dinámica, que parece que están más en contra del desarrollo que a favor del medio ambiente.

Cuando uno oye frases como que la electricidad producida pro las nucleares “podría ser sustituida por ahorro” lo primero que se le viene a la mente es que quieren llevarnos al método Hoxha.

Cuando uno escucha que hay que ahorrar agua incluso en los sitios en los que sobra, por lo saludable del hábito del ahorro, a uno se le viene de nuevo a la cabeza la medievalización de Hoxha.

Cuando la energía eólica empieza a también ser mala porque desorienta a las aves y afea el paisaje, lo que empieza a pensar uno es que tratan de convencernos de que vivamos con menos electricidad.

Y el caso es que la defensa del medio ambiente pasa por todo lo contrario: por desarrollar procedimientos y sistemas más productivos y que empleen menos recursos medioambientales. Consiste en investigar, pensar, y generar industria y economía basada en el conocimiento y no en las materias primas. Consiste en emplear menos piedras y más cerebros.

Pero eso no: insisten en restar. En retroceder. En menguar. Y lo único que consiguen es una reacción negativa hacia las tesis que dicen defender. Consiguen que en el campo les teman como al pedrisco y en las ciudades los asocien a las subidas de los recibos.

Al final, acabaremos por creer lo que dicen algunos: que ecologistas y pacifistas surgieron en Occidente impulsado pro los soviéticos para entorpecer el desarrollo industrial del bloque capitalista y que, una vez desaparecida la URSS, les iba tan bien que pudieron seguir sin la subvención rusa.

O es eso, o no lo entiendo.