28 septiembre 2008

Nos roen los calcetines




Ustedes, como yo, estarán hartos de oír hablar del IPC, y de que se ha vuelto ha disparar y le ha dado en la cabeza a la cesta de la compra, que sigue en la UVI, con pronóstico reservado.
Eso de la inflación, que ya de por si suena a enfermedad infecciosa, y que en principio todos sabemos que significa subida de precios, tiene más consecuencias de las que parece, y unos orígenes inciertos esta vez, cuando el gobierno no puede, como hizo Solchaga, limitarse a darle a darle a la máquina de imprimir billetes y devaluar la moneda un treinta por ciento.
Lo que ya no sé si sabe todo el mundo es que la inflación consiste en socializar las pérdidas, y que al paso que vamos, en diez años valdrá la mitad cualquier cantidad que uno tenga en el banco. La inflación, amigos lectores, es el mecanismo pro el que se roba y se golpea al que ahorra, de modo que sus ahorros van valiendo menos cada vez en favor de los que se endeudaron.
¿Y ustedes creen que es cabal una sociedad en la que se castiga al que ahorra y se premia al que se endeuda? Es una locura, y eso es precisamente lo que significa un IPC cercano al cinco por ciento. Si cada año vale un cinco por ciento menos lo que tenemos en el banco, el mensaje es claro: guardar cualquier cantidad, con los tipos de interés actuales, es reglarla al Estado. Si cada año el dinero vale un cinco por ciento menos, el dinero que se pide prestado hoy se devolverá en el futuro con dinero devaluado, o sea que es aconsejable gastar ahora y devolver después.
Mientras los tipos de interés, que están ahora por el cinco y pico, se mantengan tan cercanos a la subida de precios, tendremos una economía basada en el endeudamiento, pues el dinero lo prestan prácticamente gratis.
Este sistema es Jauja para la gran empresa. Esto es el sueño de cualquier multinacional. Y el de cualquier yonki.
Pero al que trabaja, al que tiene un sueldo, al que hace las cuentas para llegar a fin de mes y deja algo en el cajón o en la cartilla para tener donde echar mano si un día viene mal dadas, a ese, le están royendo los calcetines los ratones del capitalismo. Un capitalismo, el nuestro, más basado en la especulación que en la libre empresa, más en traficar con expectativas y generar monopolios encubiertos que en una verdadera libertad de iniciativa.
Créanme: en esta coyuntura, mejor que tener el dinero en el banco es invertir en chufas. Y al que lo necesita y lo pida, que se lo pinten a plumilla.

foto: la cosa se pone verdaderamente mala

2 comentarios:

  1. Ahora parece que ya da igual, pues si la inflacción está por las nubes, los intereses apuntan hacia la estratosfera.

    Y lo que es verdaderamente peligroso son los anuncios que hay ahora en los que te dan un 6.5 y te adelantan los intereses del primer año, porque eso significan que los bancos están caninos, cuanto más ofrezcan más famélicos.

    Y lo peor de todo es lo que reclamaba hoy la CEOE, que no hay financiación para las PYMES (las famosas líneas de crédito y descuento) porque los bancos no quieren saber de nada que suene remotamente a prestar, y estas son las que de verdad crean empleo en este país.

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  2. Con la banca pasa como enla canción. ni contigo, ni sin ti.

    Lo que ocurre es que al "amor" de este fracaso no hacen más que salir iluminados de la colectivización, que nos amenazan con su dictadura.

    Y a veces hay que pebnsar que razón no tienen, pero razones le shan dado de sobra.

    ¿O no?

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