28 septiembre 2008

La sabiduría del queso



Cuando estudiaba publicidad, allá en mis años mozos, conocí a un especialista en marketing de quesos que decía que el secreto de vender muchas toneladas, y de convertir una marca mediocre en una marca de éxito, era suprimir cualquier sabor al queso de modo que no molestase a nadie. Porque a unos les gusta el regusto a humo, a otros la cura, la media cura, o el aroma a hierbas producido pro ciertos pastos, pero esos mismo yogures que gustan a unos molestan a otros, y lo que interesa es que el queso lo compre todo el mundo para que, sin entusiasmar a nadie, lo coma toda la familia y solucione la papeleta al ama de casa, que es la que lo compra.
Tengo para mí que esta política no se sigue sólo con los quesos, y que en el mundo de las letras, por ejemplo, algo de eso hay, o mucho, sin que parezca fácil remediarlo. Con lo de las letras, y lo del cine, o la música, bien vamos mientras queden bibliotecas, discos y videoclubs.
Lo malo, o lo peor, es cuando los políticos entran también en esa dinámica y se convencen de que no ofrecer nada en absoluto, descafeinar sus propuestas y restar cualquier carga de convicción a sus ideas va a conducirles al poder a fuerza de ser simpáticos, no molestar a nadie y cosechar votos en todos los ámbitos y todos los sectores.
El PSOE ya lo hizo cuando dejó de ser marxista, y ahora parece que el PP va o quiere ir por el mismo derrotero: no enfrentarse a los nacionalismos, no enfrentarse a los grupos de presión, y quedar bien con todo el mundo, a ver si a fuerza de flojo, de venal y de insípido acaba convenciendo a toda la familia.
Decía hace muy poco Ignacio González, principal asistente de Esperanza Aguirre en la Comunidad de Madrid, que el PP estaba punto de convertirse en una segunda marca del PSOE. No le falta razón, si como parece los nuevos aires soplan hacia renunciar a la defensa de ciertos valores, de ciertos intereses y de un modo concreto de entender asuntos como la seguridad, la enseñanza, o la idea de nación. En mi opinión, si al PP le falta algo, es convicción, y si le sobra algo, son complejos y miedo a que les llamen franquistas, retrógrados o reaccionarios, de modo que cuando no gobiernan callan y cuando gobiernan no se atreven a hacer lo que tienen que hacer por el miedo al qué dirán. Así que si profundizan en ese camino, mal van, aunque consigan arrancarle a los socialistas unos cuantos votos.
Porque para eso votamos a los que ya están, que puestos a hacer el tonto no necesitan simularlo.
¿No les parece?
foto Oscar Xiberta y sus chistes

3 comentarios:

  1. Es la servidumbre de la democracia: tienes que gustar (o no desagradar) a más gente que los otros.

    Mucho me temo que el queso de Burgos va a ser el menú predominante para los próximos años (además desnatado y sin sal).

    Saludos.

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  2. Si ademá stenemos en cuenta que aproximadamentela mitad de lapoblación está por debajo delainteligencia media, la conclusión se extrae sola. ¿no?

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  3. Antes de nada, muy bueno el chiste.

    En cuanto a lo del PP, no creo que no hayan dicho nada desde la oposición, tal vez hará poco sí que están más callados, para compensar todo lo que hablaron de más hará ya un tiempo. Aún así, algunas de sus críticas a las decisiones del gobierno frente a la crisis me parecían bastante acertadas.

    Tampoco estoy de acuerdo con que deban intentar convertirse en "una segunda marca del PSOE" pero tampoco que sea la solución no tener en cuenta que les llamen "franquistas", "reaccionarios", etc. porque así es como se comportó Aznar y a él lo echaron de la silla precisamente por eso.

    Supongo que hace bien el PP intentando modernizarse pero, como tú dices, tal vez este no sea el camino...

    ¡Un saludo!

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