01 enero 2009

Sirenas sin escamas


Las fábricas de coches de Zamora nos las van a cerrar, igual que el aeropuerto o el Metro, como ya dije hace poco, pero de todos modos tenemos que pensar, también aquí, que la quiebra manifiesta que parece acorralar al sector del automóvil va a tener repercusiones para todos.
Hay un hecho cierto que todo el mundo parece dejar de lado: las multinacionales de la automoción vinieron a poner sus factorías a España no porque fuésemos más guapos, más listos, o mejores currantes que los obreros de los países de donde procedían esas fábricas. No, de verdad: si vinieron Renault, Volkswagen o Nissan no fue porque creyesen que los españoles estuviesen más cualificados que los franceses, los alemanes o los japoneses. Vinieron porque salíamos más baratos, cobrábamos salarios más bajos y teníamos un mercado laboral e industrial con menores regulaciones.
Siendo así las cosas, ¿por qué se van a quedar ahora?, ¿por qué nos quejamos tanto cuando cierran una fábrica de coches para llevársela a Argelia o a Indonesia? Por la misma lógica que la trajeron se la llevan, con la agravante de que en todo este tiempo nadie se tomó el menor esfuerzo en otra cosa que no fuese vender lo que había. Pegaso, Barreiros, Seat...
España ya no es un país competitivo para la producción de automóviles. Contaminar aquí, o pagar salarios lamentables, es tan imposible como en cualquier otro lado de Europa, por lo que no vale la pena quedarse en el país. Un trabajador de Nissan, contaban el otro día, cuesta casi treinta mil euros al año a la empresa, y eso es el triple o el cuádruple de lo que costaría ese mismo trabajador en el Norte de África o en Asia. Y además aquí, pásmense, el absentismo laboral, o sea, la gente que no va a trabajar, dicen que es de alrededor del 9 %.
Por supuesto, los sindicatos prefieren no hablar de todo esto. Porque para los sindicatos estos sí son trabajadores a los que defender, y no los del campo, o los de la construcción, a los que despiden por millones sin que nadie alce la voz. A los sindicatos les interesan sobre todo los empleados de las grandes factorías, porque cobran mucho, pagan la cuota y dan derecho a liberados, que son lo que realmente pone los ojillos tiernos al movimiento sindical.
Mientras no nos hagamos a la idea de que las factorías las trajeron otros y las trajeron porque éramos pobres, no sabremos enfrentar verdaderamente el problema: que otros son ahora más pobres que nosotros y, además, están dispuestos a ir al trabajo todos los días.
Lo demás, son monsergas. Cánticos de sirena. Pero no de sirena mitológica, con torso de mujer y cola de pez. Sirena de fábrica que cierra.

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