01 enero 2009

Que traigan la hemeroteca (o que la quemen)


Leí el otro día un comentario a un artículo publicado en la edición digital de este periódico, y me quedé pensativo. Ya que se le piensa retirar a Franco la medalla que le concedió la corporación municipal allá por los años cuarenta, proponía un lector que se busque y se averigüe quiénes eran los miembros de aquella corporación, por ver si alguno de los concejales que concedió la medalla era padre o abuelo de alguno de los que ahora promueve la enmienda.
Para eso están las hemerotecas, así que muy difícil no debe de ser. Y como difícil no es, y a lo mejor resulta provechoso, propongo a la instancia que haga falta que se arriesgue el ensayo, a ver qué nombres salen. A ver qué nombres suenan.
Y miren que lo digo sin conocimiento previo de lo que puede resultar, y con la única retranca del gato ya escarmentado. Porque, salga el resultado que salga, no me negarán que en este país los políticos son con demasiada frecuencia hijos, nietos o sobrinos de otros políticos. No me negarán que a menudo, demasiado a menudo, vemos largas castas familiares de alcaldes, que son alcaldes y dejan en herencia la alcaldía como otros son panaderos y dejan en herencia la tahona.
Quizás si este ejercicio se repitiera más a menudo, y no sólo en Zamora, sino en España entera, habría menos gente ansiosa por desenterrar historias de hace sesenta años. Quizás si los que tenemos menos de setenta años supiésemos quiénes fueron en realidad los brazos ejecutores del franquismo no permitiríamos a unos cuantos cantamañanas venir con la monserga de lo mucho que sufrieron con la opresión cuando, en realidad, las arcas de su familia se cubrieron el fondo y el trasfondo par cinco generaciones.
Porque los patrimonios no son como los ajos, que no valen de un año para otro, y hay por aquí demasiado listo que heredó el piso del abuelo falangista, o la finca expropiada al represaliado, y que reniega del régimen franquista. Del régimen sí, pero no de sus frutos.¡No te joroba!
Si no hacemos este tipo de ejercicio de verdadera memoria, vamos a acabar como la ONCE, que fue fundada por Serrano Suñer, el archifascista cuñadísimo, y prefirió callar, o no tuvo el coraje ni la mínima vergüenza de dedicar una nota de agradecimiento al que sacó a los invidentes españoles de la caridad y les proporcionó una ocupación digna.
Si no hacemos este tipo de ejercicio no sabremos nunca cuántos tomos ocupa la lista de caraduras que se dice antifranquista y que desertó del arado, la paleta y el mono de trabajo con el dinero que el Caudillo hizo ganar a sus padres y abuelos en cargos designados a dedo.
Quizás, por eso, lo mejor que se puede hacer con las hemerotecas es quemarlas. No vaya a ser que se sepa lo que no se tiene que saber.

No hay comentarios:

Publicar un comentario