22 julio 2008

Una estrategia mocha


¿Me habré vuelto yo muy desconfiado o es mucha casualidad que el gobierno reedite ahora sus enfrentamientos con la Iglesia?, ¿será que tengo el paladar demasiado fino, o saben a gachas viejas estas trifulcas sobre si los obispos deben hablar, o callar, o si es legítima su opinión sobre temas morales?
Puestos a entrar en el tema, cierto es que estamos en un país laico, donde la Iglesia tiene una función meramente religiosa. Y así debe ser, que ya está bien de caudillos por la Gracia de Dios y alcaldes bendecidos. Pero démosle a cada cual lo suyo y seamos serios: si opinan los cantantes, cuando se supone que lo suyo es cantar, ¿por qué no van a opinar los curas aunque lo suyo sea rezar? Personalmente, y si me ponen en la difícil tesitura de elegir, prefiero a los curas, porque mantienen asilos, escuelas, hospitales y el patrimonio artístico, y además no me cobran un canon cuando voy a comprar agua mineral, por si acaso la bendigo y les causo pérdidas de clientela. No obstante, reconozco que los cantantes, además de cantar, (los que cantan, que esa es otra) tienen todo el derecho del mundo a opinar sobre lo que mejor les parezca. El problema no está nunca en el que habla, sino en el que escucha, y curiosamente se quejan de lo que hablan los curas los que dicen no ser creyentes: una ridiculez semejante a que se quejaran de las declaraciones del presidente del Real Madrid los que no les gusta el fútbol.
Pero no es eso. No se trata de ningún debate sobre la libertad de expresión, ni sobre los límites de la libertad religiosa. Ningún gobierno serio puede pedir que una asociación de ciudadanos, sea del tipo que sea, se vea reducida al silencio y la mordaza.
No es eso.
Se trata, fíjense bien, de intentar identificar a la Iglesia con el PP. Se trata de hacer ver, por camino torcido, que la Iglesia y el PP son los mismos. Se trata de meterlos a todos en el mismo saco ante una hinchada a la que suponen cerril para aprovechar un a menudo justificado anticlericalismo latente y llevarlo a su sardina como ascua de rencor. Se trata de hacer ver a los ciudadanos, a los que toman por lelos, que la alternativa es o ellos o los curas, sin más matiz ni término medio.
Se trata de acusar, de embestir contra un conjunto de gente que suponen adversaria, y embestir contra todos a la vez y sin mirar, que es como mejor se embiste.
A mi gusto, lo que delata semejante argucia es una estrategia mocha, porque si no tienen mejores cuernos que estos, no valen ni para cabestros.

2 comentarios:

  1. A mí me da la impresión de que el anticlericarismo y la memoria histórica son "el fondo de armario" del PSOE: algo para usar a diario y a lo que recurrir cuando no se tiene otra cosa mejor.

    Saludos.

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  2. A mí recuerda eso un poco lo de los diarios de Goebbels, que harto de buscar algo inalienable y de lo que pudiese tirar en cualquier circunstancia, acabó dando con lo de la raza.

    Porque al tío, en el fondo, lo de la raza se la sudaba mayormente (obvio, viéndolo), pero le vino bien como aglutinante.

    Otro rtanto les va a pasar a estos socialistas con lod e la Iglesia. que se van a meter en un lío de carajo y sólo por buscar un tema de relleno.

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