22 julio 2008

Carcoma en las estrellas



Tranquilos los carpinteros, que no va a ser uno de esos trabajos que se empiezan a los veinte años y se acaban dos días antes de la jubilación, como lijar las vigas de el Escorial, o algo así. Me refiero a las estrellas, veintitantas ya, de la Unión Europea, las que vamos añadiendo poco a poco, como hicieron los norteamericanos con los suyos, lo mismico que si fuesen condecoraciones de guerras que iban ganando.
Las nuestras no son conquistas, sino más bien cesiones, o concesiones, o diluciones de una esencia cada vez más indistinguible del agua y más cercana a la leche deslechada. Ya hay graciosos que vende cartones de leche deslechada, no se crean. Y con el tiempo se forrarán, como los que venden socialismo sin Marx, por ejemplo.
La idea europea se va aguando día a día, y todo estaría bien si fuese en aras de un entendimiento, de un futuro común y de unas normas consensuadas que diésemos todos por buenas como garantía de un juego justo. Pero las estrellas de nuestra unión tienen carcoma. Las estrellas de nuestra unión nacen arratonadas por dentro con todas las injusticias de la Europa de dos categorías, dos velocidades y dos raseros.
La ley que más se aplica en la Unión Europea es la del Embudo. ¿Por qué, si no, se prohíbe a empresas españolas como Abertis o BBV comprar empresas fuera mientras se permite que Enel, la eléctrica italiana de participación estatal, se quede con Endesa?, ¿por qué se permite que EDF entre en negociaciones para romper Iberdrola y venderla a trozos cuando EDF es una empresa estatal francesa?, ¿por qué se permitió que Francia y Alemania incumpliesen los criterios de convergencia económica mientras los demás nos apretábamos el cinturón para conseguir que salieran las cuentas?
No hay un política clara, y la que hay indica que se legislará lo que haga falta para que manden los de siempre a costa de los de toda la vida. No hay proyecto, no hay ideas, no hay voluntad de unirse parea competir, sino de amancebarse para medrar a costa del vecino, convirtiéndolo en colonia económica. Los ingleses exigen un cheque en el que se les devuelva lo que no se les da, para que nadie vea un duro suyo, los franceses se cierran a toda operación exterior y los alemanes construyen con euros el Reich que no consiguieron montar a cañonazos.
Parezca lo que parezca, estamos como siempre. Da igual que nos llamemos socios, vecinos, primos o hermanos. Es la misma canción de la puñalada por la espalda y de lo que vale para mí a ti no se te permite. Es lo mismo de hace cien años, pero sin estadistas que piensen ni siquiera a tres meses vista, porque si no, ¿a quién se le ocurre apoyar la independencia de Kosovo?, ¿qué quieren, que hagamos un país con cada partido judicial?, ¿quieren crear un precedente para perjudicar a naciones con problemas nacionalistas como España, Bélgica o Italia?, ¿quieren que cunda el ejemplo para comerse más tranquilamente a pequeños países indefensos?
Están tontos o son demasiado listos. Ustedes elijan.

2 comentarios:

  1. Lo malo es vender socialismo con Marx, pero , en vez de con Karl, con Groucho, algunas veces incluso diría que con Harpo.

    Saludos.

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  2. A veces, en estostiempos de ruina, me pregunto si el problema no será que tenemos que elegir entre un socialismo de risa y un capitalismo de muerte.

    En fin...

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