31 julio 2008

Rosa y Negro


Tranquilos, que no es ningún libro de Stendhal recién descubierto en una buhardilla, ni la segunda parte de Rojo y Negro, escrita por un autor actual de los que creen que resucitar viejas historias y personajes reaviva la literatura.
La Rosa de la que yo les hablo no es un viejo personaje, sino uno nuevo, que ha hecho su aparición en la vida política española como una especie de caballera andante de lo imposible, contra la nomenclatura de su partido, contra el bipartidismo imperante y contra la lógica de este telecracia que nos gobierna, donde sólo tiene posibilidades de mandarnos quien tiene posibilidades de hablarnos en la caja tonta.
Me refiero a Rosa Díez y su partido, la Unión Progreso y Democracia (UPyD). A ella la recordarán seguramente de su tiempo de diputada socialista vasca, y de las grandes enfrentamientos que mantuvo con los dirigentes del PSOE a causa de las cesiones de este partido a los nacionalistas y de su tibieza con el entorno etarra.
Su programa es bien simple: devolver las competencias de Educación al estado central para que la enseñanza en este país no siga siendo en ese tema el ejército de Pancho Villa y reformar la Ley Electoral para que no dependamos todos de los caprichos y las ventoleras de las minorías nacionalistas. De hecho, su programa puede resumirse en un sólo punto: luchar contra la dependencia de los nacionalistas en toda España.
Por lo demás, todos sabemos que la líder del partido fue y es socialista, y aunque en la formación se reúnen todo tipo de sensibilidades, reconocen que su orientación en otros temas es más bien hacia la izquierda.
¿Y saben una cosa? Que no sé si votaré o no a este partido, pero me place, me agrada, me alivia que surja esta clase de iniciativas en un país que parece resignado a comer lo que le pongan, tragar lo que le metan y elegir lo que le manden. No sé si Rosa y su UPD serán buen alimento o no, pero por lo menos no son lentejas. Las lentejas agorgojadas de siempre.
El otro color, por supuesto, es el negro. Lo negro que lo tienen los que se atreven a enfrentarse a la maquinaria electoral establecida, a los intereses publicitarios de los medios, los favores debidos de los bancos y las concesiones prometidas a las grandes empresas.
Negro, sobre todo, lo tenemos nosotros si esta clase de iniciativas se convierten en risibles en vez de en heroicas, porque entonces, entonces sí, habrá llegado la hora de la impunidad.La hora en que nos traten como a esclavos.

2 comentarios:

  1. Es imposible no sentir simpatía por esta iniciativa, desbordante de valentía y honestidad, pero se me antoja una causa imposible y con los días contados.

    Ójala me equivoque.

    Saludos.

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  2. Seguro que no te equivocas

    :-(

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