17 julio 2008

El rally París-Sodoma


Nos hundimos
Esto va a ser como el naufragio del Titánic, con banda de música tocando en proa y el capitán saludando en cubierta con lágrimas en los ojos. La suspensión del Dakkar, que parece una simple anécdota, equivale en realidad a entregar África a los terroristas, porque nadie se atreverá ya a organizar nada allí. Ha quedado muy claro quién manda. Nos han medido y han visto queles es posible imponer su voluntad. Nos han medido y han visto que nos pueden.
Somos baratos, amigos. Somos el poder que no ejerce, la fuerza que no se atreve, la riqueza que no se respeta. Somos carne cañón para esa gente. Hamburguesas medio crudas.
Hoy ha sido el Dakkar, y mañana no serán los Juegos Olímpicos porque se organizan en China y allí pueden sufrir un atentado, como en cualquier parte, pero no es imaginable que cedan a un chantaje de este tipo. Hoy ha sido el Dakkar y mañana será el campeonato futbol sala de alevines. Da igual: el caso es demostrar quién manda.
Esta claudicación ante los terroristas, patrocinada por el gobierno francés, puede costar cientos, miles de vidas en salvajadas futuras. Hubiese sido preferible avisar de los riesgos y que corriera el que quisiera. Hubiera sido preferible mandar a los paracaidistas, a la aviación o hasta la tercera acorazada antes que esto.
Todos nos damos cuenta de que este tipo de cesiones espolean los ánimos de los criminales y les hacen ganar fuerza moral ante los suyos. Fuerza moral y fuerza material. Sólo queda, pues, pensar en cual de las dos razones posibles ha inducido a los franceses a cometer este error de bulto que pagaremos todos: o la ceguera, o la cobardía.
La ceguera porque no hace falta saber mucha psicología para darse cuenta de que en la dialéctica terrorista no existe más ley que el amedrentamiento y la imposición de la amenaza como forma de gobierno, y cuando se acepta su mando se queda al albur de imposiciones cada vez más duras, más frecuentes y más canallescas. Si los terroristas ven que su sistema funciona, se crecerán y nos impondrán a todos su ley. Como en Lemóniz.
La cobardía, porque de pronto parece que Sarkozy, con sus mediaciones ante las FARC y sus cesiones a Al Queda parece haber heredado el testigo de Vichy, probablemente la más humillante bajada de pantalones de los tiempos modernos.
Este año las motos, los coches y los camiones no cruzarán el desierto. Mauritania y África entera serán un poco más pobres y estarán un poco más indefensas. Y nosotros tendremos a partir de ahora la cuchilla del matarife un poco más cerca.
El año que viene, a Sodoma.

2 comentarios:

  1. Para la mayor parte de los lugares que atravesaba el rally, este constituía una importante fuente de ingresos; imagino que sus habitantes ahora no sentirán mucha simpatía por los terroristas.

    A mi me da la impresión de, en este caso en concreto, se trata más de un castigo que de una claudicación.

    Saludos.

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  2. Pues es otra manera d everlo.

    SWi cunde el ejemplo y castigan a otros que todos nos sabemos cortándoles la luz, por ejemplo, iba a ser el despelote. ¿O no?

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