11 mayo 2009

Subsidios sí, pero no gratis


Amenazan estos días con subir el periodo en el que los parados tienen derecho a cobrar una prestación, y aunque sé de sobra que hay mucha gente pasándolo mal, creo que por ese camino lo único que vamos a conseguir es irnos todos a tomar viento, en columna de a dos, y con banda de música. Por lo que cuesta y por las costumbres, todas malas, que va a crear semejante precedente.
No se puede permitir, eso es cierto, que haya millones de familias sin ningún tipo de ingreso y amenazadas por la indigencia. No nos lo podemos permitir ni humana, ni social ni económicamente. Pero como en esta vida hace falta cabeza para todo, lo que no es posible tampoco es dejar tan grandes grietas para que se agrave la economía real ni tirar el dinero de una manera tan alegre y electoralista como la que supone ampliar la prestación en uno o dos años. No, al menos, siguiendo la modalidad actual.
Señores, no nacimos ayer. Vamos a dejar de hacer suposiciones candorosas y hablemos de las cosas tal y como son.
El subsidio desempleo es necesario, pero todos conocemos a alguien, si no lo hemos hecho nosotros mismos, que no se pone a buscar trabajo hasta que no ha agotado el tiempo de cobro. Todos conocenos también a alguien que ha rechazado un empleo avisando al patrón de que en cuatro o cinco meses va al tajo, porque para entonces ya se le habrá acabado el paro.
El subsidio, repito, hay que pagarlo, y a mi entender hay que aumentarlo en un veinte o un treinta por ciento para que sea mejor de lo que es. Lo que no se puede permitir, y menos ahora, en la coyuntura que nos encontramos, es que sea gratis. Lo que no se puede tolerar es que el subsidio de desempleo se convierta en pagar vacaciones periódicas a unos cuantos a costa del resto.
Tal y como funcionan las cosas sería mejor para todos que la parte de la Seguridad Social que empresarios y trabajadores pagan como seguro de desempleo dejara de pagarse, y cuando el trabajador se quedase sin trabajo su subsidio saliera de las arcas públicas, pero a cambio de algún tipo de prestación por parte del desempleado: da igual si es sacar brillo a los bordillos o desbrozar cunetas, pero algo que lo mantenga ocupado y le impida trabajar en la economía sumergida.
De ese modo, los empresarios verían abaratarse los costes laborales y crearían más empleo, y los trabajadores verían incrementada su nómina (porque también a ellos se les retine, y mucho, para el paro) con la ventaja añadida de que los que están legales no tendrían que competir con los que, además de cobrar el paro, van por ahí haciendo pequeñas o no tan pequeñas chapuzas para redondear los ingresos.
¿Les parece poca ventaja? Pues aún hay otra: si para cobrar el paro hubiese que levantarse todos los días a las ocho de la mañana y pasarse luego el día entresacando jaras en Sanabria, ¿qué se juegan ustedes a que habría menos parados y el Estado gastaría menos en subsidios?
No se apuestan nada, ¿verdad? Yo tampoco.

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