18 marzo 2007

Gramática dolorosa


Dicen por ahí, y también por estas mismas páginas, que llegados al punto que hemos llegado, hay que negociar con ETA una salida, la que sea, para poner fin de una buena vez al conflicto, a la sangría, y a la violencia. En principio, nada que alegar a esa idea, porque está claro que en cuarenta años de lucha policial a medias, luchas judicial a medias y presión social a medias no se ha conseguido nada.
Lo malo es que el verbo negociar es transitivo, y no basta con hablar de negociar, en genérico, porque sí, sino que hay que decir y decidir qué se negocia. Si se negocia hay que negociar algo, y aquí, el objeto directo, se oculta a toda costa o se prefiere no hablar de él.
¿Acercamiento de presos?, ¿reducciones de penas? Por supuesto. Eso está claro. ¿Pero hay alguien todavía tan ingenuo para pensar que ETA dejaría las armas a cambio de eso?
Su lista de peticiones está bien clara, y no es ni más no menos que la misma que vienen sosteniendo con las armas: independencia para el País vasco, inclusión de Navarra en su territorio y pago de fuertes cantidades económicas en concepto de indemnización por los daños que ha causado España en su tierra.
¿Y han visto ustedes que hayan rebajado estas peticiones? De ninguna manera. Pues ténganlo claro: si no rebajan las peticiones y nosotros pensamos en subir lo que ofrecemos es porque vamos perdiendo. Vamos perdiendo porque estamos gobernados por una gente dispuesta a cualquier cosa con tal de tener el gallinero tranquilo. Vamos perdiendo porque nuestros gobernantes carecen de fuerza moral para defender unos principios en los que no creen, una ética que no tienen y una valentía cívica que no conocen ni de nombre.
Vamos perdiendo y perderemos hasta los calcetines, porque ETA sabe que tiene más bazas que el gobierno y que está en su mano decidir cuándo lo derrocará con una gran atentado si no consigue de esta vez lo que quiere. Usted o yo podemos ser los muertos de ese atentado, pero el daño que verdaderamente los dolerá a los que mandan será la encuesta torcida sin remedio.
Ahora, en el primer pulso para tomar la temperatura del adversario, ETA ha conseguido la liberación de uno de los suyos. ya sabemos quien ganó esa baza y ya sabemos cómo fue el recibimiento.
El por qué de todo esto, tiene que quedar en el mundo de las conjeturas, pero permítanme la mía: hace unos meses, en estas mismas páginas, hablé de una hipótesis maligna: que ETA haya amenazado al Gobierno con reivindicar los atentados del 11 de marzo en Atocha, con independencia de que hubiese participado o no en ellos, y que esta sea la razón por la que el ejecutivo de Rodríguez zapatero dé tan vergonzosas muestras de debilidad ante los terroristas.
Visto que se pone en la calle a de Juana Chaos justo en medio del proceso judicial sobre los atentados de Atocha, hay que empezar a pensar que esta hipótesis puede ser algo más que un delirio de novelista negro.
Así que estamos, gramaticalmente en que negociaremos. Negociar, verbo transitivo. ¿qué negociaremos? Lo que ellos digan. ¿Cuándo? Cuando ellos manden? ¿Cómo ? Como ellos decidan.
Para responder las preguntas que tenemos muchos en la cabeza faltaría preguntar "¿Por dónde?". Pero orificios no han de faltar. Ya lo verán.

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