19 agosto 2009

Gogós y lavatractores


Ya escribí hace no mucho unas líneas sobre el peligro de que los estancos se quedasen sin papel de fumar de tanto como lo usan unos cuantos para agarrarse su partes pudendas, así que no voy a repetirme por ese camino.
Sin embargo, al hilo de la estúpida polémica que se ha organizado alrededor de los espectáculos programados en las fiestas de algunos pueblos, tengo que decir que me parece una miseria y una vergüenza.
Las críticas socialistas al asunto de los lavatractores me parecen una miseria porque las dirigen contra la diversión de un pueblo pequeño y tranquilo, pensando que lo podrán cohibir, en vez de dirigirlas contra los portales de internet, que son millares, o las cadenas de televisión que a todas horas ofrecen porno a su audiencia. Por lo visto es una marranada lo que hacen en San Pedro de la Viña, pero no lo que ponen en la tele. ¡Hay que amolarse!
Me parece una mezquindad que se trate de utilizar políticamente a un pueblo al que se deja morir de asco el resto del año. Si tanto le molesta a algunos el espectáculo lavatractores, que paguen unos fuegos artificiales y ya verán qué contentos se ponen en el pueblo por poder ofrecer algo distinto a los de casa y a los visitantes. ¿Creen que lo harán? Ni de broma.: el caso es tocar las narices, pero gratis.
Me parece una vergüenza que se utilice tan descaradamente el doble rasero moral de lo políticamente correcto. Cuando García Márquez habló en un libro de "sus putas tristes", nadie lo consideró sexista ni denigrante, porque era de la cuerda y alababa a Fidel Castro. Cuando entran de ministras en el Gobierno ciertas señoras, sólo por el hecho de ser señoras (a la vista está que otro mérito no tienen), no es un fenómeno sexista. Cuando se organiza un concurso de misses, exhibiendo docenas de adolescentes en bañador para que las ojeen como en un mercado de ganados, tampoco hay sexismo, sino casting. ¡Y ahora resulta que una tontería tan inocente como una chica lavatractores en un pueblo requiere la intervención del poder público y de los guardianes de la revolución bienpensante!
Estas cosas, como casi todas, retratan más al que las critica que al que las organiza. El que las promovió hizo simplemente lo que buenamente le pareció oportuno, sin perjudicar a nadie; o sea, un ejercicio de libertad. Los otros simplemente quieren que entremos todos por el aro, comulguemos con sus ruedas de molino y saquemos en procesión a sus esperpentos pancarteros. Ysi no, que nos estemos callados.
Pero en el fondo, hay que reconocer que la culpa fue de los del pueblo, por no tener un poco más de ojo. Sin en lugar de ser el ayuntamiento el que organiza el espectáculo de la chica lavatractores llegan a poner en el cartel que lo organizaba la SGAE o alguna asociación de gays y lesbianas, entonces no habría pasado nada. Todos contentos y todos felices, que para eso está la tolerancia, ¿a que sí?
Lo que más me joroba de todo esto es que parece que quieren hacer puritana a España a fuerza de melindre y de mordaza. Empiezo a pensar que se meten tanto con la Iglesia y con los curas no por convicción, sino para quitarles el sitio.
¿Quién se hubiese opuesto a esta fiesta hace uno años? El párroco. ¿Y quién se opone ahora? Los socialistas.
Con eso está todo dicho.

2 comentarios:

  1. Peor sería que organizasen un concurso literario, a cuyo auspicio apenas proseran vagos, maleantes y, en general, gentes de poco provecho.
    ;-)

    Saludos.

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  2. Yo cuando me hice escritor le conté a mi madre que me iba a trabajar de pianista en un puticlub...

    Por aquello de no asustarla mucho...

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