18 agosto 2009

Berlusconi va de fiesta


O incluso dicen algunos que va de putas. Vale, ¿y qué?
Esta es la pregunta que no parece haber querido hacerse nadie. Podemos importar de Estados Unidos el cohete aeroespacial, los pantalones vaqueros, la Coca-Cola y la comida basura, ¿pero por qué demonios hay que importar también su moral puritana? A mí, como ciudadano, ¿qué me importa que el presidente del Gobierno pague por echar una cana al aire o se lo pase de cine en una fiesta, sobre todo si el Presidente ya era bestialmente rico, como lo era Berlusconi antes de meterse en política?
A mí lo que me preocupa y verdaderamente m interesa es que no haga el tonto con los dineros de todos, que no reparta lo que no es suyo y que no embarque al país en galeras de remo fijo para seis generaciones.
Un político, como un fontanero, tiene que saber hacer su trabajo, dejar contento al cliente, que somos todos, y luego, en su casa, hacer lo que le venga en gana. ¿O también nos preocupamos de con quién se mete en la cama el fontanero? Berlusconi tendrá que dar cuentas de lo que hace en esas fiestas a su familia, si a su familia le importa, y a nadie más. Otra cosa nos llevaría a pensar que Churchill, al ser un borracho conocido, fumador empedernido y juerguista irredento era peor presidente que Hitler, vegetariano, abstemio y precursor de todas las campañas antitabaco que se puedan ustedes imaginar.
Así que ya ven que no, que aunque Hitler tuviese una novia de toda la vida con la que se casó antes de pegarse un tiro, no era mejor persona ni mejor presidente por no ir a los burdeles, ni creo yo que lo que afee a Berlusconi como político sean sus gustos eróticos, sino más bien su afición al compadreo y su enemistad con la justicia imparcial.
Si empezamos a preocuparnos por la vida privada de los políticos acabaremos juzgando sus personas en vez de sus actos, y eso, aunque no lo crean, es un paso definitivo para la impunidad, porque las personas pueden ser sustituidas por los grupos de poder, por los que verdaderamente cortan el bacalao, mientra que los actos siguen ahí siempre, inmutables, diciendo la verdad a quien quiera escucharla.
Por eso dedico estas líneas al tema: no porque me parezca bien que un presidente vaya de jarana, que me da igual, sino porque me parece mal que nos quieran meter el gol de hacer hincapié en lo que personalmente hace o deja de hacer para que no miremos tanto las leyes que se aprueban, los dineros que se reparten y las decisiones que se toman. Porque la idea es esa: cambiar el collar para que quede el perro y tenernos mientras tanto entretenidos con las declaraciones de la chavalilla de turno y el morbo que tanto engorda a los bobos.
Así que señores, que me perdone Sonsoles, pero ojalá el presidente Zapatero se fuera de juerga y se pusiera de cava hasta las trancas, mejor que repartir lo que no tiene entre las autonomías y los ayuntamientos.
Ojalá se fuera de putas en vez de putearnos a nosotros.
Cuánto mejor sería. ¿No les parece?

2 comentarios:

  1. Coincido de pleno: más deshaogo y menos dar por culo.

    Saludos.

    ResponderEliminar
  2. Lo dicho: que no compro al político por su vida privada. Lo smás austeros son a veces los más cabrones...

    ResponderEliminar