13 diciembre 2008

Arar en la cumbre


Que no se diga: por una vez, las pataletas de Zapatero han dado resultado y los que tienen poder para ello han invitado a España a participar en la cumbre económica y financiera que configurará el nuevo orden económico internacional.
Lo que hay que preguntarse, tras tirar a la basura la careta chauvinista y terruñera, es qué podemos aportar. Desde luego, somos una economía potente, una de las diez o doce más fuertes del mundo, y por supuesto tenemos historia y volumen para decir algo en una reunión de semejante calado. ¿Pero qué creen que vamos a ir a decir allí?
No se trata sólo de Producto Interior Bruto. No se trata sólo de habitantes, o toneladas, sino también, y esta vez sobre todo, de liderazgo y capacidad de determinar pautas. ¿Y hasta qué punto piensan que llega nuestra credibilidad cuando somos incapaces de coordinar nuestras propias instituciones?
¿Qué vamos a enseñarles?, ¿el modo de que convivan ayuntamientos, mancomunidades, diputaciones, comunidades autónomas y gobierno central, todas a la vez y con las competencias por definir?
En estos momentos, la economía internacional no necesita tanto PIB como liderazgo, y hay que reconocer, aunque nos duela, que si ha costado Dios y ayuda que nos inviten es porque podemos tener de todo menos liderazgo; podemos ser cualquier cosa, menos ejemplo para salir del caos.
Si nos ha costado tanto recibir esa invitación quizá sea también por nuestro gusto, el de nuestro gobierno y el de muchos ciudadanos, de cultivar relaciones inconvenientes, porque no se puede estar hoy con Cuba, mañana con Venezuela, al otro día con Evo Morales y pretender, poco después, pertenecer al club del alto capitalismo.
De una vez y para siempre hay que decidir a qué clase de mundo se quiere pertenecer. Sería maravilloso que sólo hubiese uno, de acuerdo, y que todos nos quisiéramos mucho, pero mientras no sea así hay que optar por el sistema, o por los que están contra él. Elegir claramente para que no nos desprecien en ambos lados.
Mientras tanto, mucho me temo que Zapatero estará en la cumbre como estaba la pulga en el caballo, y cuando un pájaro le preguntó que hacía allí, tan solemne y tan atenta, en vez de dar saltos de un lado para otro como de costumbre, respondió la pulga muy seria: es que estamos arando.
Pues eso.

1 comentario:

  1. También sería aplicable a ZP el chiste de "¡Hay que ver lo que hacemos los mecanicos! (exclamación de un calderero al ver volar un avión)"

    Saludos.

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