13 diciembre 2008

Las víctimas de las víctimas


Me cuenta un amigo israelí que hay en Jerusalem una asociación de víctimas de las víctimas del Holocausto, surgida a raíz de los perjuicios que, aparentemente, causaban a muchos ciudadanos los privilegios y ventajas que se concedían, por ejemplo en vivienda y oposiciones, a los damnificados poro el nazismo.
Lo nuestro no ha llegado nunca a tales extremos de gravedad, pero ahora que anda el juez Garzón deteniendo a los empresarios que pagaron a ETA el impuesto revolucionario, cabe hacerse una reflexión sobre si la víctima de una extorsión puede y debe ser perseguida por la justicia o tiene ya bastante con lo suyo.
Dice Joseba Azcárraga, consejero vasco de interior, que la actitud de garzón es despreciable e indigna y que consiste en un linchamiento de las víctimas del terrorismo. Dicen otros, que lo que verdaderamente hace daño a ETA, a cualquier banda criminal, es que la gente deje de pagar.
En mi opinión, a quienes habría que escuchar aquí sería a las víctimas de las víctimas, es decir, a todos aquellos a los que les han matado un padre, un hijo o un marido con las bombas y las balas tan generosamente subvencionadas por estos empresarios.
Porque estamos de acuerdo en que no se le puede pedir a nadie que sea un héroe. Porque estamos de acuerdo en que los empresarios extorsionados pagan por miedo, pero el que traslada el miedo de su casa a la casa del vecino es un canalla y un miserable.
Esto es un poco como aquella historias de la ocupación nazi de Francia: cuando un soldado alemán moría en un atentado de la resistencia, los habitantes del inmueble más cercano cogían el cadáver y lo llevaban delante de casa de un vecino, para que la GESTAPO detuviese a los vecinos en vez de a ellos.
Es humano, y todo lo que quieran, pero pedir impunidad por semejante canallada ya es el colmo de la desfachatez y de la miseria. Que se haga, es atroz, pero pedir que se comprenda, es repugnante.
Cobardes somos todos, sólo que algunos ejercen más que otros. Y cuando la propia falta de coraje es la que paga la muerte y el sufrimiento de los demás, habitualmente de los que no cedieron, no cabe más que pedir que caiga sobre ellos todo el peso de la ley.
Todos sabemos que el día que no haya quien pague, no habrá quien mate, así que la conclusión es obvia.
Y no me tiren de la lengua que prefiero no dar ideas.

2 comentarios:

  1. Esto ya lo habías publicado el 1 de noviembre.

    Vas a tener que tomar rabos de pasas.

    saludos.

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  2. Eso como poco. Prometo enmedarme en el año que entra.

    feliz Año Nuevo.

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