10 octubre 2006

Estupidofacientes



Ser tonto está de moda. Se lleva. Vende. Y por lo visto, hay algunos que no se consideran aún lo bastante lelos para moverse en sociedad y se atontan otro poco metiéndose sustancias estupefacientes.

En este caso la etimología está clara: la palabra estupefaciente se divide en "estupe" y "faciente", es decir, lo que te hace estúpido. Los últimos datos son devastadores: el consumo en España de cocaína y cannabis ha aumentado un cincuenta por ciento en los últimos diez años. Y es curioso, oigan, porque ha aumentado el consumo de dos drogas de efectos bien distintos: la cocaína produce euforia y acelera el sistema nervioso, mientras que el cannabis lo relaja y embota el entendimiento.

Es curioso, porque ha crecido tanto el número de los que toman algo para no aburrirse como el de los que lo hacen para no enterarse de nada. ¿Tanto aburrido hay suelto?, ¿tanta gente que se odia y no sabe cómo librarse de sí misma?, ¿tanto asco o tanta lástima se da la gente para acabar en estas formas de evasión, de falsificación del propio yo? A lo mejor es que no hay yo alguno que falsificar, y ahí está el problema.

A lo mejor es que los gobiernos, todos, en vez de gastarse una pasta en campañas de concienciación contra las drogas harían mejor en gastarse una fracción de ese dinero en investigar cómo obtienen los consumidores, especialmente los más jóvenes, los recursos para comprar esa coca o esas chinas. Porque lo grave no es que chavales de quince años se metan una raya de coca o se fumen unos porros a diario: lo grave es que se lo pueden permitir, la mayoría de ellos sin haber trabajado nunca. Los padres, por no discutir, por no descubrir de una vez que carecen de cualquier autoridad, por no enfrentarse a la realidad de que más que una familia tienen una pensión de realquilados, sueltan la pasta sin preguntarse dónde va a parar. Los padres cumplen con dárselo todo a sus hijos y esperar que los demás, en forma de Estado, se preocupen de que la cosa no se desmande. Pero el caso es que con el tiempo, ya lo verán, vendrán a decirnos que si sus hijos están hechos una basura es culpa de todos y que tenemos que pagar a escote ese trasplante de cerebro que tanto necesitan, o ese hígado nuevo. Y nos lo venderán muy bien envuelto en alguna canción social y solidaria. Algo así como "tu indiferencia los hace aún más idiotas". Por mi parte, desde ya y por anticipado, que les vayan dando.

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