23 septiembre 2006

El miedo a la verdad


Da lo mismo quién tenga razón. Da igual que las investigaciones de el diario EL MUNDO, que conectan claramente los atentados del 11 de marzo con ETA tengan base real o sean un simple cúmulo de coincidencias. Lo que verdaderamente me preocupa es ver cómo los partidos, todos los partidos salvo el PP, que puede estar interesado en que esa conexión exista, cierran filas para que no se sigan haciendo preguntas.
Se basa todo en la mala memoria y lo poco que se frecuentan las hemerotecas. Miren en este mismo diario lo que dijeron en su día unos y otros ante la comisión de investigación y vayan viendo.
Lo que sí parece claro es que algunos de los interpelados por la comisión parlamentaria que investigó el asunto mintieron como bellacos. Pero eso tampoco importa.
Lo que sí parece claro es quela cadena de irresponsabilidades y de irregularidades parece más propia de un tebeo, o el cuento de Pulgarcito, que de una historia real. Pero eso le da igual a todo el mundo.
Ya desde el principio sonaba raro: una serie de bombas explota y una queda sin estallar. Esa bomba debía ser detonada por un teléfono móvil, y a ese teléfono móvil le faltaba un trozo de carcasa. El trozo de plástico que faltaba a ese teléfono apareció en casa de un pequeño delincuente fichado anteriormente por la policía. Ese delincuente, camello de poca monta, se suicida poco después en un piso de Leganés con otros pequeños chorizos como él. Será verdad, oigan, pero si uso esa trama par mi próxima novela policiaca los de la editorial me corren a patadas.
Será verdad, pero es flojo, es liviano, es insustancial. Con eso no van a poder condenara nadie a no ser que se pasen por el forro los derechos de los detenidos, cosa que tampoco es descartable en un país donde gobierna los mismos que hace sólo unos años enterraban en cal viva a otros delincuentes.
Pero lo que sea verdad o simple especulación es lo de menos. Lo que verdaderamente me parece terrible es que no se quiera saber, que a ningún partido político le interese nada más allá de su interés inmediato. Es tremendo que se imponga el miedo a la verdad; aunque sea por prudencia; aunque sea por evitar la crispación que supondría saber que nos han tomado el pelo a todos; aunque a muchos les duela luego reconocer que les llevaron por el ramal a la cuadra del “tú haces lo que yo diga”, como en los viejos tiempos.
Siempre es mejor saber. Saber lo que sea.
Y si fue ETA enterarnos ahora, antes de que ellos lo reivindiquen en el momento en que más daño puedan hacer a la libertad. Saberlo ahora, antes de que la certeza no sea sólo un desengaño sino un gran problema institucional.
Acuérdense de los años que se estuvo ocultando lo del GAL y en qué quedamos al final.
Mejor que se investigue. Que se hable y se pregunte.
Todo mejor que callar y agachar la cabeza. Pero la verdad parece que no le interesa a nadie. La verdad es un bicho peludo que pronto se mencionará para asustar a los niños que no se comen la verdura.
Estamos buenos.

2 comentarios:

  1. Anónimo2:13 a. m.

    _Gracias por desescribir el pensamiento --cómo es lógico, no confesado-- de la mayoria de los españoles, que no comprendemos la actitud de sus políticos.

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  2. Gracias a ti por asomarte a esta ventana

    saludos

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