02 julio 2009

Instrucciones para flotar



Un amable lector me acusaba el otro día, con los mejores modos y la mejor prosa, de seguir escribiendo literatura negra fuera de las novelas. Puede que así sea, y como no hay mejor manera de desmentir una acusación que recaer en el pecado que se señala, les voy a contar mi pronóstico, no sé si a corto o medio plazo, sobre la solución de esta ruina económica que padecemos.
El caso, señores, es que da igual que el gobierno permita desgravar poco o mucho de una vivienda, porque el problema principal es que no hay dinero en el mercado y por tanto ni los bancos lo pueden prestar ni los empresarios lo pueden invertir.
Tanto en España como en el resto de países desarrollados, la quiebra del sistema financiero ha llevado a una terrible falta de liquidez que poco a poco se ahonda con el descenso del consumo y el crecimiento del desempleo.
Cuando la situación se agrave un poco más, y les aseguro que seguiremos viendo datos muy negativos a lo largo de todo este año y seguramente el que viene, los gobiernos se verán abocados a devolver liquidez al mercado, y como el endeudamiento no es posible, porque tampoco hay quien preste, se acabará recurriendo a la imprenta.
A la imprenta se puede recurrir de distintas maneras, en el caso español: esperando a que el Banco Central Europeo decida devaluar el euro, como los ingleses devaluaron ya salvajemente la libra, o como los americanos han devaluado el dólar. Es muy posible que el Banco Central Europeo devalúe el euro entre un veinte y un treinta por ciento para poder inyectar liquidez al mercado y salir del hoyo. ¿Y quién paga las devaluaciones? Nosotros, por supuesto. Cada euro que tengamos en el banco o en el bolsillo valdrá de una noche para otra un veinte o un treinta por ciento menos. La otra posible salida es que los países con datos de déficit más duros y economías más golpeadas, como España, acaben saliéndose del euro, por su propio pie o de una patada en el culo. Esto, por supuesto, conducirá también a una inmediata devaluación de la nueva peseta, carente del respaldo internacional con el que cuenta el euro.
O sea, y resumiendo, que yo estoy convencido de que va a haber una devaluación. Y contra la devaluación sólo se puede luchar de dos modos: o evitando tener dinero en efectivo, o endeudándose. Y si se pueden combinar las dos, mejor.
El que tenga una cantidad de cierta importancia en la cuenta del banco, lo mejor que puede hacer es invertirlo en lo que sea. Si es en acciones de una empresa eléctrica, como Iberdrola, o REE, la inversión será más o menos segura y puede que hasta rentable. Es un suponer, nada más, y cada cual sabrá, pero si hay una devaluación, el dinero perderá valor, pero no las acciones. Y si luego necesita ese dinero, va vendiendo poco a poco acciones, ganando o perdiendo, para obtener lo que necesite, pero no deje más de cuatro cinco mil euros en efectivo en el banco, o lo lamentará.
Si con el tiempo ven que acierto y han salvado el pellejo por saberlo a tiempo, me deben una botella de vino o un queso, que en Zamora no hay cosa mejor que se pueda pedir, a Dios gracias.
Si no acierto y la economía se recupera, tampoco perderán en las eléctricas.
De nada.

1 comentario:

  1. Espero de todo corazón que te equivoques, porque, si tienes razón y en cuanto que ZP se aprenda el macanismo, los billetes van a valer menos que los del Monopoly.

    Saludos.

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