13 enero 2008

La novela negra de Maddie McCann

La base está clara: el crimen es casi siempre un hecho irracional, y tratar de acercase a él con mente lógica es como jugar al mus con piezas de ajedrez. En esta clase de casos quizás se requiera algo más imaginativo, analítico, pero no totalmente lógico, como una piqueta tanteando en un sótano el hueco que se tapió.
Dicen los que saben más, que son cuatro las posibilidades que se barajan: secuestro, pedofilia organizada, un maniaco sexual y los padres. Oponen al secuestro el que nunca se haya pedido rescate y damos por medio buena esa objeción. Oponen a la trama de trata de niñas la facilidad para encontrar otras víctimas con menos riesgo y en países más apartados. Medio nos vale. Quedan como hipótesis más firmes la autoría de un delincuente sexual que tarde años en aparecer o acaso no aparezca nunca y la participación de los padres, que ante la muerte de su hija, por descuido o negligencia, tratasen de ocultar el cadáver para reducir las gravísimas consecuencias que eso podría tener para ellos, incluyendo la condena por negligencia y la posible pérdida de la custodia de sus otros hijos.
Últimamente, el juicio paralelo, amparándose en las pruebas periciales que se van reuniendo, parece haber condenado a los padres, o al menos así lo afirma nada menos que el ochenta por ciento de los encuestados.
Sin embargo, creo que hay más posibilidades y me gustaría compartirlas con ustedes, en el entendido de que son delirios de novelista. Si sirven de algo, doy por bueno lo que he leído desde los doce años; si no, poco hemos perdido, a estas alturas.
Podría ser también que se trate de un secuestro en el que el rescate no tenga nada que ver con el dinero. Podría tratarse de un ajuste de cuentas en el que alguien, no sabemos por qué, se lleva a la peque a sin necesidad de decir a los padres lo que quiere. No sabemos las razones de estos hipotéticos criminales, pero si los padres hubiesen querido ocultar su negligencia escondiendo el cadáver no es normal que insistiesen con tanta vehemencia en mantener abierto el caso y permanecer en Portugal. El que ha hecho algo así, llora, calla y pide que se investigue, pero no con tanto ahínco. No con una furia que podría acabar perjudicándoles. Si son culpables, ¿qué ganan los padres quedándose en Portugal?
Alguien que sabía que los padres estaban fuera entró en la casa y se llevó a Maddie. ¿No se puede pensar en un sospechoso que estuviese al tanto de los movimientos de los padres?, ¿con quién estaban cenando los McCann?, ¿qué relaciones tenían en su país?, ¿estaban involucrados en algo turbio o debían temer una venganza por algo? Ambos son médicos: ¿murió alguien por un error suyo?, ¿temen que al volver a su país y perder "visibilidad" mediática le ocurra algo a ellos o a alguno otro de sus hijos?, ¿intentan que el caso sea tan célebre que una acción posterior sea casi impensable?
En mi hipótesis, los padres saben lo que pasa, pero eso no significa necesariamente que se encontrasen muerta a su hija por un accidente doméstico y que tratasen luego de deshacerse de su cuerpo.
Puede significar otras muchas cosas, todas siniestras, todas oscuras, pero puertas nuevas y nuevos túneles hacia los que enfocar la linterna.
Hipótesis de novela. Las que quedan cuando las otras no sirven.

2 comentarios:

  1. Cuando un caso se debate tanto en la prensa, es porque la policía y la justicia no han hecho sus deberes en condiciones.

    Lo cierto es que la historia, tristemente, tiene todos los ingredientes para acabar convirtiéndose en un novelón.

    Saludos.

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  2. A lo mejor, además de la policía y la justoica tenemos que apuntarnos nuestra ración de culpa los ciudadanos, por la clase de leyes que votamos.

    Y sí, me temo que tiene pinta de novelón.

    Saluuuuuuud

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