07 enero 2008

Ayer vino el lobo



Hemos llegado al momento en que gritar aquello de que viene el lobo no es ya una amenaza, sino simplemente una constatación de la evidencia. En el mes de agosto no sólo ha aumentado el paro en cincuenta y ocho mil personas, sino que además la afiliación a la Seguridad Social ha disminuido en un cuarto de millón de trabajadores. Un cuarto de millón en un mes, y el de agosto además, que es cuando se contratan temporeros en el campo, camareros en los hoteles y currantes en las obras. )Qué será en noviembre?
Es un hecho: la cuerda no m da más de sí. Por mucho que se falsee la inflación para convencernos de que los precios han subido una media del tres por ciento tras la entrada del Euro, todos sabemos que la realidad es que nos han metido un rejón del diez o el doce por ciento anual. Y si no lo sabemos nosotros, lo sabe nuestra cartera. Se acuñó el término de mileuristas para describir a los pobres del presente, pero lo cierto es que no son tantos los que ganan mil euros. Mileuristas serán los afortunados, al paso que vamos.
Porque al final, lo cierto es que los trabajadores, los que antes formaban la clase media que iba tirando, se han convertido sin saberlo en clase baja. A la chita callando se han cargado lo mejor herencia de los años sesenta y setenta: una mayoría de población desahogada que se podía permitir vivir tranquilamente, sin sobresaltos para llegar a fin de mes. Al currante lo han convertido en pobre, y pobre además de la peor especie, porque no tiene consciencia de lo mal que está y no sabe ya quejase ni defenderse.
La responsabilidad de este desastre económico y social hay que buscarla en muchos lados, pero como cada cual pone el acento donde le parece, a mí me gustaría insistir en lo educativo y en lo político.
En lo educativo, porque hace veinte años que se enseña a la gente que se tiene derecho a todos son necesidad de trabajar para conseguirlo. En que tener esto y aquello es un derecho. Vale, muy bien, como ejercicio de voluntarismo está de cine, pero lo cierto es que la gente sale luego de colegios, institutos y universidades sin capacidad alguna para enfrentarse con la realidad. Y el que no sabe, esta indefenso. Indefenso, atado e ignorante. Ideal, según muchas empresas de recursos humanos.
En lo político, la cosa es aún más sangrante: se ha exigido moderación salarial en una época en que los beneficios empresariales ascendían anualmente en porcentajes de dos cifras. Se ha permitido que entre en el país, sin control alguno, mano de obra semiesclava que presione a la baja los salarios de los más indefensos; se ha permitido a los ayuntamientos que especulen con el suelo y con los permisos de obras para incrementar artificialmente el precio de la vivienda, y se han incrementado todos los impuestos sobre los bienes reales para saciar la voracidad pública. Y luego, cuando la gente no tiene un duro, se dice por un lado que hay que subir los tipos de interés para controlar la inflación mientras que con la otra mano se inyecta liquidez a manos llenas en el sistema financiero. Una contradicción salvaje que casi nadie denuncia.
)Saben lo que significa ese doble rasero? Que suben los tipos de interés oficiales para que los paguen los pequeños y se inyecta liquidez para que la disfruten los grandes. La ley del embudo. No es otra cosa.
Así, cuando la construcción se pare, o se pare más, porque ya a ha empezado a frenar, nos daremos un batacazo tal que saldrá en los libros de los años venideros.
Pero tranquilos, que los libros de los años venideros ya le echarán la culpa a los americanos, al cambio climático, o a las luchas por los derechos del fútbol.
A lo que sea, ya verán.

No hay comentarios:

Publicar un comentario