03 enero 2010

Los piratas de la mar


No me atrevo a meterme a analizar lo que pasa por el cuerno de África. Me puse a buscar información sobre las causas del desbarajuste somalí y de las regiones aledañas y acabé remontándome a la primera guerra mundial, la colonización, y las peleas familiares de los faraones, como poco.

El caso, y resumiendo, es que entre colonizaciones mal hechas y peor deshechas, guerras civiles, hambrunas, enfrentamientos tribales, y otros desastres similares, en aquella región hace ya quince años que no hay gobierno alguno. No es que el Gobierno sea malo: es que no lo hay.

En esas circunstancias, los delincuentes de todos los colores han aprovechado la región para establecerse en la impunidad más absoluta: los locales han armado sus lanchas y viven de robar en el mar, porque robar siempre sale más rentable que dedicarse a cualquier otra actividad, mientras los de fuera se permiten hacer en la región lo que no pueden hacer en ninguna otra parte: capturar la pesca que les dé la gana, limpiar sus bodegas, o arrojar al agua residuos peligrosos que costaría mucho dinero reciclar en otro lado.

Podemos disfrazarlo como queramos, peor lo cierto es que estamos ante un sumidero, ante una alcantarilla del mundo, donde se reúne toda la porquería que se pueda imaginar. Y cuando surge uno de estos pozos negros, sin ley y sinvergüenza, no queda más remedio que ponerse manos a la obra para evitar que la mancha se extienda.

No sé cual es el sistema bueno, pero desde luego lo que no va a ayudar a arreglar la situación es pagar rescates de varios millones de euros cada vez que se secuestra un barco. Semejantes cantidades de dinero, en una región donde la renta diaria es menos a un dolar diario, consigue sólo que todo bicho viviente en muchos kilómetros a la redonda acabe por comprar un bote y se dedique a la piratería.

Si los países occidentales son capaces de defender a sus barcos, que se siga la actividad, y si no son capaces de hacerlo, que se abandone la región, pero este término medio, este vivir al filo de ahorrar el presupuesto de Defensa para gastar luego en rescates no hace más que animar a los ladrones y generalizar el precedente de que los occidentales prefieren pagar a tener enfrentamientos.

Si cuando los españoles dominábamos América hubiésemos cedido así con los ingleses, el Imperio habría durado cincuenta años en vez de trescientos. Y los piratas, en vez de moverse por el Caribe, habrían llegado hasta La Coruña.

En estas casos, me temo que se impone la opción humanitaria. Y lo más humanitario es reducir al mínimo el daño, la violencia y la región sin ley, porque cualquier otro remedio causará, a la larga, más violencia y más enfrentamientos.

En estos casos, por razones humanitarias, me temo que se impone una somanta de palos.

Y después, hablamos.

2 comentarios:

  1. Drake atacó La Coruña en 1689 con 20.000 hombres, y no la salvó la buena organización del imperio, sino, como suele ser la norma en estos pagos, el valor de María Pita y el de un puñado de compatriotas.

    Saludos.

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  2. La gracia , en estos pagos, es que al expuilsar a los ejércitos franceses de Galicia, las milicias gallegas se negaron a aprticipar en la rotura del asedio de Astorga, porque no se les había perdido nada en Astorga...

    Esa es la otra cara del asunto, me temo

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