07 agosto 2008

Non Nobis (sino a tu partido debes tu gloria)


Hoy vamos de lemas Templarios, que parece que la cosa se lleva. De los Templarios de nuestra política, les hablo yo.
Precisamente porque no es la mejor época para decir estas cosas, aprovecho para decirlas yo: que la democracia no consiste solamente en el libre ejercicio del voto, y que un país democrático no es aquel en el que el pueblo elige a sus representantes por sufragio universal, sino el que cree y practica una serie de valores como el respeto a las opiniones divergentes y la separación de poderes, por ejemplo.
Y no sé ustedes cómo lo verán, pero yo tengo la impresión de que nuestra democracia, como otras muchas de Occidente, va a menos. La democracia real decrece cuando las normativas aumentan y se vuelven intrusivas, regulando lo que antes pertenecía exclusivamente al ámbito privado del individuo. La democracia real se contrae cuando la libertad de expresión pasa a ser una causa nominal que defienden cuatro gatos, siempre para ellos y nunca para sus adversarios, a los que estigmatizan, etiquetan y prejuzgan por opina distinto de ellos. Parece una broma, pero en el Código Penal español hay siete, siete artículos que penan lo que a todas luces son delitos de opinión. La democracia real se resiente, sobre todo, cuando la voluntad de entendimiento es sustituida pro la aritmética, con absoluto menosprecio de la voluntad popular: cuando se pacta a posteriori contra lo ofrecido en los programas, cuando se imponen mayorías creadas artificialmente, o cuando se entiende que once contra diez es tanto como una patente de corso para ejercer la más burda dictadura.
La democracia, amigos lectores, somos nosotros, y si nos limitamos a votar y dar luego por bueno lo que hagan con nuestro voto somos cómplices del engaño. Mientras cuenten con nosotros solamente para pedir un apoyo electoral a las listas que ellos mismos imponen, estaremos ante una pantomima de lo que significa realmente la soberanía popular. Y pantomima interesada, además, con tufo a fraude, porque en las democracias la responsabilidad última es del pueblo, y por ese camino nos podrán echar la culpa de lo que nunca decidimos. Y nos la echarán los que nunca elegimos.
Porque recuerden: mientras sean los partidos los que elijan las listas, los diputados y senadores serán representantes de los partidos, no de los electores. Por eso precisamente el que cambia de opinión debe entregar el acta de diputado a su partido, y no a los electores de su provincia. O sea que Non nobis. No por nosotros ni para nosotros, sino a su partido es a quien deben su oportunidad y su puesto. Al partido le deben y al partido le pagan los que quieren salir en la siguiente foto. Por eso mismo, salga quien salga por Zamora, ya veremos cuantas veces se menciona el nombre de nuestra ciudad en el Congreso.
Risa me da.

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