07 agosto 2008

La mala hora


Ni harto de castañas mohosas voto yo al Partido Comunista, se lo digo desde ya, pero eso no quita para que reconozca que a IU le han robado la cartera en estas elecciones, y que un partido con un millón de votos que se queda con dos diputados, mientras que otros tienen seis escaños con sólo trescientos mil sufragios, es un partido al que la democracia española le tiene que sonar a timo, estafa y cuchufleta con puntillas almidonadas.
Llamazares no era un político de la categoría intelectual de Julio Anguita, por ejemplo, y sus extraños pactos aberchales lo descalificaban como persona cabal, pero aún así, aún en esas, reconozcamos todos que lo que le ha pasado a él y a la coalición que representaba es una llamada de atención sobre lo que verdaderamente pesan y valen nuestros votos y lo que significa la igualdad.
Y es que aunque beneficie a los que no son más simpáticos y dañe a los que no nos gustan, deberíamos hacer un sincero ejercicio de reflexión acerca de una ley electoral en la que votan las piedras en vez de los seres humanos. Porque, si no son las piedras las que votan, ¿cómo es que un escaño de Zamora cuesta la quinta parte de uno en Madrid?
En todo caso, serán esta y otras muchas las reflexiones que habrá que hacerse en los cuatro años de esta legislatura. Y no será la menor la que incumbe al presidente Zapatero, pues ahora veremos si algunas de las cosas que hizo en el pasado las llevó a cabo por imperativos aritméticos o porque esa era su sensibilidad. Ahora veremos si sus concesiones al nacionalismo más montaraz se debían a necesidades de pacto o porque simplemente cree en una España en la que unos cobran y otros pagan. Ahora veremos, cuando los ingresos del Estado se reduzcan, si lo que prometió a algunas comunidades autónomas era lo que podía dar o lo que necesitaba dar para seguir en su puesto. Ahora, con una mayoría al borde de la absoluta, veremos hasta dónde llegaba su voluntad y hasta dónde sus necesidades.
Ahora, cuando el presidente ya no puede culpar a nadie de sus actos ni señalar con un gesto a los bancos de enfrente, veremos si tenía razón aquel socialista de toda la vida que me dijo, en Madrid, junto a Ferraz, que lo mejor que les podía pasar en estas elecciones con lo que se le venía a España encima era perderlas.
Pues amigo Luis, no las perdisteis. Así que ahora, a ver como salís y nos sacáis de esta, porque ha llegado la hora de demostrar quién es cada cual.
La hora de la verdad.
La mala hora.

2 comentarios:

  1. Coincido en lo de Llamazares, si bien está por ver que sea un político, que tenga lago de categoría y mucho menos de intelectual.

    Saludos.

    ResponderEliminar
  2. Vale, pero no neguemos que lo que le ha pasado a él tiene delito, ¿eh?

    Un abrazo de retornado

    ResponderEliminar