08 marzo 2010

Levantar, no sostener

Permítanme que presuponga que escribo para gente de cierta cultura, aunque sólo sea porque así suelen ser los que leen los periódicos. Si me excedo al partir de semejante premisa, les ruego de antemano disculpas.

Lo he pensado un poco y creo que la tan cacareada Economía Sostenible, como concepto, tiene el mismo fallo que el viejo grito de Viva España como eslogan o como exclamación patriótica.

Tradicionalmente, hasta los años treinta, se gritaba Viva España al final de los mítines, tanto conservadores como socialistas. Todos querían que viviera España, pero llegó un personaje, José Antonio Primo de Ribera, hijo del general Miguel Primo y fundador de la Falange, que dijo que semejante frase era intolerable.

La Falange de José Antonio no era exactamente, por aquel entonces, el partido fascista y reaccionario que conocimos luego a través de Franco y su Movimiento (otro concepto genial, porque el Movimiento consistía justamente en evitar que se moviera nadie). La Falange original, antes de su secuestro, era más bien otra cosa mucho más compleja de explicar, con su toque católico, sindical, y hasta sentimentaloide, pero eso no hace al caso para lo que iba a contarles hoy.

El caso, y a eso iba, es que José Antonio decía que gritar Viva España era de cobardes y mentecatos, porque para vivir España como estaba viviendo, zarrapastrosa, miserable y arrastrada era mejor que se muriese de una puñetera vez. Por eso pidió a todos los suyos que en vez de Viva España gritasen Arriba Esapaña. El desastre en que acabó aquello lo conocemos de sobra, pero echarle la culpa a él es como echarle a Jesucristo la culpa de la Inquisición, que se formó en su nombre, pero sin que nadie pudiese pedirle opinión.

Ahora, con la Economía Sostenible, me parece a mí que nos pasa otro tanto, pero no hay quien lo diga. No tenemos ni siquiera a un alucinado, a un revolucionario o a un reaccionario con dos neuronas (o dos huevos) para decirlo claramente y de una vez.

¿Sostener el qué?

¿Una administración monstruosa, ineficiente y multiplicada por diecisiete? ¿Un sistema de contratas basado en que unos cobran, los contratistas, y otros curran, los subcontratistas? ¿Una economía asentada sobre el endeudamiento, sin capacidad competitiva ni de generar empleo? ¿Una economía que no logra jamás ofrecer ocupación a la población ni mantener un nivel social digno sin recurrir a la caridad, el subsidio y la propina? ¿Una economías con la energía cara, en manos de multinacionales y oligopolios malamente compatibles con la utilidad pública?

Prefiero no seguir.

Lo que tengo muy claro es que en España no hay que sostener la economía. Hay que crearla y levantarla. Hay que dar trabajo a la población. Hay que permitir crear riqueza al que la quiera crear y vivir de su trabajo al que quiera trabajar.

Sólo es eso. Así de sencillo. Sostener este cadáver que lo sostenga su padre.

1 comentario:

  1. Antes que nada, gracias por el halago (por presumirme "una cierta cultura").

    Y, en efecto, es de lógica que, antes de sostener algo, hay que levantarlo; en el suelo, todo se sostiene sin ayuda ("en no hundiéndendose" el suelo, todo puediera ser)

    Saludos.

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