23 julio 2006

Un artista ejemplar

Socialista, republicano, y autor de las monumentales estatuas del Valle de los Caídos, Juan de Ávalos nos ha dejado este viernes a la edad de noventa y cuatro años.
La calidad de su obra no admite discusión, y su nombre figura, sin ningún lugar a dudas entre los de los más grandes artistas plásticos españoles del siglo XX.
Además de los famosos evangelistas de ese monumento que debió ser símbolo de reconciliación y se ha convertido, como otros muchos, en un motivo más de querellas y disputas, Ávalos es también autor del conjunto escultórico de los amantes de Teruel, el homenaje a Cuba, en la habana, y otras muchas obras en diversas ciudades de España y otros países.
Pero lo que más llama la atención de este hombre es su talla humana, como Artista, con A mayúscula, en un mundo en el que parece que las convicciones ideológicas tiene que impregnar cualquier faceta personal. Juan de Ávalos era ante todo escultor. Amaba las formas y los materiales que las contenían por encima de los tintes políticos de quien encargase la obra. Amaba su trabajo y ese amor se reflejaba en sus logros, y como buen amor, se mantenía voluntariamente ciego a lo que no fuese estética.
Los amigos de las simplificaciones siempre dieron por hecho que el autor de las estatuas del Valle de los Caídos tenía que haberlas hecho por convicción política o por dinero. No fue por ninguna de las dos cosas: Ávalos las hizo porque le parecieron un gran proyecto estético, una obra de arte que tenía que estar muy por encima de quien la encargase.
Que el cliente fuese Franco, era lo de menos. Su carné número siete del PSOE de Mérida también. A un verdadero artista sólo le importa la belleza.
Y Juan de Ávalos lo era. De los más grandes.
Descanse en paz y florezca su ejemplo.

F. Javier Pérez

3 comentarios:

  1. Anónimo6:00 p. m.

    Sin que sirva de precedente: absolutamente de acuerdo con usted, mi admirado amigo.

    De hecho y como decia aquel: "La Belleza es la unica protesta que merece la pena en este asqueroso mundo"

    Mis proximos mil cigarrillos seran encendidos como salvas iluminadoras de ese ultimo viaje de un artista ajeno a su tiempo (lo se: es una redundancia), don Juan de Avalos.

    Un abrazo, querido.

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  2. Muchas gracias, Gran Jefe.

    Tengo que visiutarte más a menudo. Eres de lo poco fresco que va quedando, joer...

    un abrazooooooo

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  3. Anónimo11:22 a. m.

    DON JUAN DE AVALOS ERA UN FARSANTE, EL NO HACIA LAS ESCULTURAS Y MUCHO MENOS ESTA DE LA QUE HABLAIS AKI.

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